Regularizar tu vivienda es una de las mejores inversiones que puedes hacer. La Ley del Mono te permite convertir una situación informal en un activo legal y de alto valor.
1. Aumenta el Valor Real de tu Propiedad
Venta Sin Descuentos: Una propiedad regularizada incrementa su valor de tasación inmediatamente. Si vendes, te aseguras de recibir el precio real de mercado, evitando los descuentos forzados por tener obras "irregulares".
Acceso a Crédito Hipotecario: Tu comprador podrá obtener un crédito hipotecario para financiar la compra. Sin Recepción Final, el banco no prestará dinero, limitando drásticamente a tus potenciales clientes.
2. Seguridad Jurídica y Fin a las Preocupaciones
Protección Patrimonial: La Recepción Final es el documento que valida que tu construcción es segura y legal. Esto protege tu inversión ante cualquier disputa legal futura o problema de herencia.
Adiós a las Multas: Eliminas de forma definitiva el riesgo de que la Dirección de Obras Municipales (DOM) curse multas o, en el peor de los casos, emita una orden de demolición por construcciones no autorizadas.
3. Tranquilidad y Respaldo Técnico
Certeza de Habitabilidad: El proceso incluye la certificación profesional de que tu vivienda cumple con las normas mínimas de estabilidad y seguridad. Sabrás que tu hogar es seguro para tu familia.
Seguros y Servicios: Podrás contratar seguros contra incendio y otros siniestros que cubran el valor real de toda tu construcción, no solo de lo que estaba declarado originalmente.